Según un estudio de la University College London concluyó que los niños que mantienen un horario definido para acostarse, son considerablemente más inteligentes que aquellos que cada día tienen distintas horas para irse a dormir en las noches.
La investigación fue publicada en Journal of Epidemioogy and Community Health, donde participaron más de 11.000 niños de 3, 5 y 7 años, determinando que los niños que se duermen a distintas horas obtuvieron calificaciones más bajas en pruebas cognitivas de lectura, matemáticas y habilidades espaciales.
Los especialistas señalaron que el sueño es crucial para la plasticidad cerebral, es decir, la capacidad del cerebro para cambiar y modificar su estructura, lo que nos permite aprender.
En el mismo estudio se establece que el efecto del sueño es acumulativo, demostrado en que los pequeños que nunca habían ido a la cama a la misma hora, obtuvieron un puntaje significativamente más bajo que el resto.
Los participantes eran parte del Millennium Cohort Study, investigación a largo plazo de los niños nacidos en el Reino Unido entre os años 2000 y 2002 y, entre las tareas que les dieron era leer una serie de palabras en una tarjeta, completar secuencias de número y construir diseños con cubos sólidos siguiendo ciertos patrones.
El estudio, publicado en el portal de Radio Bío Bío se complementa con las recomendaciones de la Fundación Nacional del Sueño de Estados Unidos, que recomienda la siguiente cantidad de horas para cada grupo de edad:
– Recién nacidos: Entre 12 y 18 horas.
– 1 a 3 años de edad: Entre 12 y 14 horas.
– Niños en edad preescolar: Entre 11 y 13 horas.
– De 5 a 10 años de edad: Entre 10 y 11 horas.
– Adolescentes: Entre 08.05 y 09.25 horas.
Algunos consejos para crear un hábito de sueño
– Apaga los dispositivos electrónicos, tales como videojuegos, computador y televisor, alrededor de media o una hora antes de acostarse.
-Evitar que el pequeño consuma alimentos con cafeína, además de las golosinas como chocolate. Lo recomendable es que se ingieran varias horas antes de acostarse, ya que pueden perjudicar la conciliación del sueño, o bien, evitar que tu hijo duerma profundamente.
-Mantener un entorno donde sea fácil conciliar el sueño, como una habitación oscura, fresca y libre de ruidos molestos.
-Algunos de los rituales pre-sueños más efectivos en los más pequeños son los cuentos y canciones de cuna.
-Crear una rutina nocturna relajante y evitar actividades estimulantes, ya que los prepara mentalmente para el sueño.
