Empezó el verano y con eso se abrieron las temporadas de playas y piscinas. Muchos buscan en el agua refrescarse de los intensos días de calor y mucha diversión, ya que conlleva el baño, los juegos con arena, estar al aire libre y jugar con otros niños y miembros de la familia. Sin embargo es necesario tener en cuenta ciertas recomendaciones y precauciones para evitar accidentes mayores y problemas a la piel.
Por esto mismo Fundación Mi Casa te da algunas recomendaciones:
Cuidados con el sol
La exposición moderada al sol es beneficiosa para nuestro organismo y ayuda a sentirnos mejor, pero hay que ser cuidadoso porque las radiaciones solares pueden agredir la piel, provocando quemaduras y lesiones, y tienen efectos cancerígenos sobre ella.
Los menores de 6 meses de edad no deben ser expuestos de forma directa al sol ni se les debe aplicar filtros solares, ya que su piel es muy delgada y sus mecanismos de autoprotección no están completamente desarrollados.
De forma general, se debe evitar la exposición al sol entre las 12 y 17, incrementar el tiempo de exposición de forma lenta y gradual y utilizar siempre medidas de protección solar, teniendo en cuenta que los protectores o cremas de protección solar deben usarse correctamente y siempre asociados a otras medidas.
. Usar camisetas holgadas, de algodón o tejido transpirable, con mangas, y pantalones largos; y tener cuidado con la ropa mojada, ya que favorece el paso de radiación UVB. Conviene llevar camisetas de repuesto.
Todas las medidas de prevención no sólo son válidas para ir a la playa o a la piscina en verano, también lo son para ir a la montaña, la nieve o siempre que se realicen actividades al aire libre. Hay que tener en cuenta que el agua, la arena o la nieve reflejan los rayos ultravioletas, por lo que tienen un efecto multiplicador; y no olvidar que es necesario protegerse también los días nublados, ya que las radiaciones atraviesan las nubes.
Por último, considerar que el bronceado artificial (con lámparas y camas solares) es igualmente peligroso y puede producir efectos irreversibles en la piel, debiendo aconsejar a nuestros adolescentes para que extremen las medidas de precaución también en estos casos.
Cuidados con el agua
El mayor peligro a considerar con el agua es el riesgo de ahogamiento o asfixia por inmersión, ya que es causa importante de muerte en los niños de todo el mundo, especialmente entre los menores de 5 años y los varones adolescentes.
Como norma general, es importante enseñar al niño a nadar lo antes posible y vigilarle constantemente cuando esté cerca del agua o dentro de ella.
Por lo mismo ¿Es peligroso que los niños se bañen en la piscina? Rotundamente no. Aunque sí es cierto que hay que tener ciertas precauciones a la hora de dejar a nuestros hijos. Como por ejemplo aprender a nadar, ya que la educación que desempeñemos en este sentido será vital para el resto de su vida, puesto que siempre se puede aprender, pero lo que se adquiere desde pequeños, se tiene para toda la vida.
Además no hay criterios para establecer cuál es la edad adecuada para aprender a nadar, aunque hay recomendaciones para iniciar el aprendizaje de la natación a partir de los 4 años. Aun así aunque un niño sepa nadar, se debe mantener una supervisión activa y permanente cuando esté en el agua, ya que bastan tres minutos sin respirar para poder provocar lesiones irreversibles en su cerebro.
Para que sean unas vacaciones seguras se debe tener en consideración:
– Que los manguitos, burbujas o rulos son una ayuda para flotar, pero, por sí solos, no son garantía de protección.
– Evitar juegos peligrosos dentro del agua (empujones, ahogadillas) y cerca de la piscina.
– Delimitar las zonas de mayor y menor profundidad en piscinas, y advertir a los niños mayores y adolescentes sobre los riesgos de arrojarse al agua de cabeza en lugares donde no se conozca su profundidad (ríos, lagos, rocas en el mar).
– Elegir piscinas y playas vigiladas, con un número suficiente de socorristas y prestar atención a las señales de permiso o prohibición de baño.
– Y, en cualquier caso, mantener una supervisión activa sobre los niños cuando están en el agua, estableciendo claramente turnos de vigilancia si hay varios adultos, para disfrutar de un buen día de playa o piscina.