«La Casa de los Niños»

Sin duda las ONG son un aporte al desarrollo de nuestro país. Conozco bien el trabajo de una de ellas, la Fundación Mi Casa, creada en 1947 por el sacerdote diocesano Alfredo Ruiz Tagle, cuya misión es “contribuir a la protección y restitución de los derechos fundamentales de los niños, niñas y adolescentes, a través de su habilitación y las de sus familias, para que sean reconocidos como sujetos de derecho y construyan activamente su propio futuro, desarrollando en ellos habilidades y competencias necesarias para que puedan reparar su situación de vulneración de derechos” La entidad es dirigida por la educadora Delia del Gatto con equipo de directores y personal del más alto nivel.

Hoy que el tema de los niños infractores y agredidos esta en boga, se hace más necesario desarrollar proyectos tanto ambulatorios, es decir trabajar con ellos en sus casas por equipos de profesionales multidisciplinarios, como proyectos residenciales que los acogen, les brindan ambiente seguro, se les protege y cubren sus necesidades básicas, sociales y psicológicas, paralelamente, un equipo  sicosocial trabaja con los adultos responsables de estos niños. Desde 2008 se lleva adelante el Programa de Adopción y se ha logrado concretar la adopción de muchos niños y niñas, tanto a nivel nacional e internacional.

Así como esta organización hay otras que trabajan diferentes realidades. Paternitas dirigida por el padre Nicolás Vial, enfoca su trabajo en el mundo de las cárceles, y nosotros ONG Centro de Estudios de Medio Ambiente y Defensa de los Animales, dedica su esfuerzo en el rescate de animales maltratados y sufrientes.

Desde 2009 Fundación Mi Casa tiene el status de entidad consultiva de Naciones Unidas y es un organismo colaborador del Sename.   

Es urgente que la sociedad conozca y asuma con fuerza los derechos del niño. Está claro que no se ama lo que no se conoce. Cuando ingresé por primera vez a la sede de la fundación, el primer golpe fue su lema “gestos que transmiten alegría” y allí deambulando por las oficinas cuatro gatos en perfectas condiciones demostraban su cariño y dejaban ver el cuidado hacia ellos. Una señal potente de respeto hacia hermanos menores. Una sociedad que no educa en amor hacia los más débiles no puede hablar de ser constructora de un mundo más humano y fraterno.

Nadie quiere que el maltrato y abuso sexual exista, pero es una dura realidad que golpea nuestra conciencia. “No obstante  en la actualidad es una situación que no podemos desconocer, lo que nos obliga hoy mas que nunca, a poner toda nuestras herramientas técnicas, humanas, sociales, afectivas al servicio de la infancia” sostiene la Presidenta de la entidad, ex Ministra Josefina Bilbao.

 En 10 mandamientos esta sintetizado que se debe entregar a un niño.

  • Tengo derecho a que me respeten, no importa cuál sea mi religión, color de piel, condición física o lugar donde vivo.
  • Tengo derecho a recibir nombres y apellidos que me distingan de otros niños y niñas
  • Tengo derecho a vivir con mi familia, que me cuiden, alimenten, pero sobre todo me quieran.
  • Tengo derecho a recibir educación y tener las cosa que requiero para estudiar
  • Tengo derecho a descansar, jugar, y divertirme en ambiente sano y feliz
  • Tengo derecho a recibir atención médica, me cuiden cuando esté enfermo
  • Tengo derecho a decir lo que pienso y siento
  • Tengo derecho a reunirme o formar grupos con otros niños y niñas para conversar, expresarnos o simplemente pasarlo bien.
  • Tengo derecho a ser protegido. Nadie debe maltratar mi cuerpo, herir mis sentimientos, tocar mis partes intimas, o pedir que yo se las toque a otras personas.
  • Tengo derecho a no ser explotado en trabajos que me dañen o impidan que crezca como los demás niños y niñas. Tampoco se me debe utiliza para cometer delitos.

El cumplimiento de lo antes declarado llevará a construir una sociedad fraterna, sana no violenta. La Fundación Mi Casa, como otras ONG caminan en el sendero justo, dando respuesta a lo que clama la sociedad de hoy.


Columna de Opinión publicada en Diario La Nación por Carlos Ernesto Sanchez.

 

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