¿Alergia a la leche o intolerancia a ella?

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Cuando los niños sienten dolor de estómago, tienen vómitos, diarrea e incluso dificultades respiratorias y pérdida del conocimiento, luego de beber leche o consumir algún producto lácteo, se puede tratar de una alergia a la proteína de la leche o una intolerancia al azúcar de la leche, llamada lactosa.
Lo recomendable es acudir inmediatamente al médico, quien le indicará una dieta especial para no sufrir déficit en las vitaminas que aportan estos productos al cuerpo.
Pese a que los síntomas son parecidos, no es lo mismo que el niño sufra una alergia a la lactosa a que tenga intolerancia a esta proteína.
La alergia a la lactosa se produce cuando la leche de vaca desencadena una reacción alérgica en el cuerpo del niño. En estos casos, los anticuerpos del niño reaccionan contra la proteína de la leche. La mayoría de los casos se da en los bebés y se detecta cuando el niño pasa de la etapa de la leche materna, a la de continuación. Puede que la alergia no surja desde la primera toma, sino que se vaya generando de a poco.
Los síntomas, además de diarrea o vómitos, también se detecta con la hinchazón de párpados y labios, dificultad para respirar y urticaria.
Por su parte, la intolerancia a la lactosa es la dificultad para digerir el azúcar de la lactosa. Aparece con los años, a medida que se va perdiendo la enzima que favorece la absorción de la lactosa, llamada enzima lactasa. Esto se manifiesta con dolor de estómago, hinchazón abdominal y diarrea.
En estos casos, los niños pueden ingerir algunos lácteos, como los yogures, además en el mercado existen las alternativas de productos lácteos sin lactosa.

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