La generosidad de algunas personas anónimas a veces nos sorprende y nos toca el corazón. Hace unos días recibimos el llamado de Don Julio….., a través del teléfono nos daba cuenta de su inquietud por regalar dos pares de zapatillas a dos niños de la Fundación.
Al consultarle si éstas eran usadas, nos contestó que No, que su deseo era comprarlas en el número y modelo que los chicos necesitarán, que quería de forma anónima realizar mensualmente esta donación.
El día de la entrega, se acercó a nuestras oficinas centrales…. Venía apurado….se anunciaba una fuerte lluvia y su preocupación era que esos niños tuvieran las zapatillas lo más pronto posible.
Camino varias cuadras, no se ubicaba muy bien en el barrio…las entregó con gran alegría y grande fue nuestra sorpresa al ver las lindas zapatillas que eligió para Anthony y Sujey.
No pidió nada a cambio, ningún certificado de donación…nada, solo se despidió anunciando que de ahora en adelante, todos los meses vendría con dos nuevos pares de zapatillas para los niños que las necesitaran.
Don Julio, nos contó que su vida había sido de mucho esfuerzo, estaba lejos de ser un hombre de grandes recursos económicos.
Historias como éstas, nos inspiran a compartirlas, por el ejemplo de una persona anónima que sólo busca como reconocimiento poner una sonrisa en la cara de los niños, que muy sorprendidos recibieron con gran felicidad sus zapatillas nuevas!!
Buscando el bien de nuestro semejantes, encontramos el nuestro.- Platón.